lunes, 25 de junio de 2007

Los sesgos de la electricidad

En función de la tecnología mediante la cual vehiculamos el lenguaje, podemos definir tres etapas cognitivas -en las que se modifica el propio lenguaje y el modelo cognitivo y las capacidades cognitivas de las personas- en la historia de la humanidad: la tradición oral, la lengua escrita y la era de la electricidad. La era de la electricidad, que amplía, acelera y redistribuye el lenguaje mediante tecnologías cada vez más complejas y códigos cada vez más refinados, puede subdividirse a su vez en tres fases: una primera fase analógica, seguida de una fase digital, hasta la aparición de la tecnología inalámbrica. Las tres se caracterizan por tendencias comunes inherentes a las nuevas tecnologías, que extienden su influencia directamente durante su uso y funcionamiento, pero también a los efectos que estas tecnologías ejercen en el comportamiento social.
El nuevo espacio cognitivo actúa totalmente por mediación de una pantalla, que se ha convertido en el principal enlace con la información y ha evolucionado de la comunicación unidireccional a tecnologías interactivas de intercambio y participación en el proceso para llegar a compartir información a través de las redes, como en el caso de los blogs, que constituyen una personalidad digital activa que se puede controlar y que permite crear comunidades en red. Paralelamente, sin embargo, se está produciendo una interconexión cada vez mayor de las tecnologías y de la información disponible en las redes -tanto la que el mismo usuario hace pública, como la que él no puede controlar- sobre la personalidad digital, ya sea con finalidades puramente comerciales o como sistema de supervisión y seguridad. Este hecho ha abierto un debate que cuestiona si este proceso nos conduce inevitablemente hacia una pérdida de autonomía y de identidad privada ante las redes.
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