lunes, 25 de junio de 2007

La multimedia perfecta: la invención de Bioy Casares

El escritor argentino Bioy Casares (1940), más conocido por haber escrito una serie de libros con Borges, cuenta en «La invención de Morel» la historia de la multimedia perfecta, con mucha anterioridad a que el término fuera inventado. Un hombre llega a una isla desierta y descubre poco a poco que la isla no está tan desierta como había creído; aparecen personas en palacios y en paisajes aleda–os donde él se ha escondido. El hombre se esconde y observa, especialmente a una mujer de la que pronto se enamora; con gran angustia decide salir de su escondite y declararle su amor - no sin antes haber meditado sobre sus posibles reacciones. Sin embargo ella no reacciona en lo absoluto a su acercamiento, es como si él no existiera para ella; y en realidad no existe.
Todo lo que él ha observado, se muestra ser una especie de grabación que surge de algunos aparatos en el sótano del palacio y que se repite una y otra vez. Se trata de una proyección tridimensional y contiene todas las modalidades sensoriales (por lo que se puede deducir).Este es la invención de Morel. Es tan parecida a la realidad, al mundo que damos por dado, que nada de su forma nos dice que pueda ser sólo una imagen, sólo un signo. Sin embargo carece de algo que la perfecta multimedia debería tener: interactividad (porque el hombre no puede relacionarse con la mujer), también en el sentido elemental de respuesta social (contrariamente a lo que nuestro héroe cree, la mujer no tiene ninguna posibilidad de ignorarlo significativamente). En concecuencia, es en el plano social que esta «realidad virtual» finalmente no cumple con el criterio de Husserl de la posibilidad de siempre seguir adelante.
Finalmente el yo del libro se decide a entrar en el relato, y así dejarse grabar, aunque esto signfica la muerte en el mundo real; es como si se pudiera entrar en la realidad virtual para quedarse allí. Sin embargo, aquí es válido justamente lo que se–alaba Husserl de las imágenes corrientes; si se confunde la imagen con la realidad, como se puede hacer si se observa la primera con un ojo inmóvil a través de un hoyo, precisamente no se ve como imagen, es decir no como signo. En la medida que la realidad virtual se experimenta como real deja de ser vitual.

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